jueves, 17 de diciembre de 2009

Fighting Back

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Otrora algo con sentido saldría de mis dedos, pero ya no más.

Dejé el sentido bajo algún recoveco de los derroteros que me guiaron hasta aquí, solo para sentarme, una vez más, para desandar mis pasos y encontrar lo que sea que haya perdido.

Nunca más lo haría, pensé la última vez, pero me parece que lo he dicho tantas veces que fue precisamente en alguna de esas ocasiones que perdí el sentido. Puede ser... la verdad, es que no lo sé.

En alguno de los amaneceres de añoranza y vacío, en los que la mente batallaba por rememorar lo que al cuerpo aun le pesaba. En los que el hilo negro de la existencia de cada uno de nosotros parecía tan claro, que se desvanecía entre los saltos de ideas y las risas de los acompañantes. Creo que fue así como, en realidad, encontré el sentido.

En alguna de esas abstracciones acarreadas por las notas de la melodía, de alguien que nunca fui yo, que me introdujeron a mi mismo. Solo así encontré algo de lo mucho que pude haber tenido, pero que el sino no me tenia guardado. Eso, en realidad nunca tuvo sentido... y aun así es de lo que más disfruto.

¿Qué es entonces en realidad lo que perdí? ¿Por qué me niego a pensar que lo tengo todo? Solo quisiera dormir y despertar sin toda la angustia que me borra la sonrisa cuando las ideas atropellan al subversivo pensamiento llano y feliz.

Y ahora, más sobrio que nunca, solo quisiera despertar de nuevo y empezar todo otra vez. Para continuar escribiendo mi propia versión de la historia. Encontrar aquel libro sin páginas en el que se registraba cada golpe de frente, cada tropiezo, pero sobre todo, cada sonrisa y cada suspiro.

Mi vida no termina de dar vueltas y gira como en una espiral. Cada vez más alejada del centro, pero conservando el mismo eje y la misma dirección. Siempre termino sintiendo un deja vu a cada paso y acabo por desear dejarlo todo y sentarme estoicamente a ver como el destino no me pide permiso y me lleva de corbata como siempre lo ha deseado. Maldito.

Luego sé que en realidad no tendría ningún sentido... porque en realidad el sentido de todo, MI sentido de todo, es luchar. Contra la vida misma si es necesario, solo por no darle gusto a ese maldito destino.

Destino: ¿quieres un pedazo de mí? ¿De verdad me vas a hacer trizas para disecar mi hocico sangrante y poner mi cabeza en la estancia de tu morada atemporal? Pues inténtalo, porque no te será tan fácil. Aunque sé que llevo todas las de perder, en el peor de los casos me imagino desangrandome en el piso mientras río y lloro diciéndote que: no te fuiste limpio, y que mejor aun, me llevé conmigo una parte de ti que ni tu mismo podrás tener de regreso... nunca jamás.


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