jueves, 3 de abril de 2014

Caress

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En la elíptica trayectoria de mis suspiros, el universo se inspira y se revuelve.


Tus manos, son su origen focal.


Las órbitas espiraladas, magnitudes concentradas en la yema de tus dedos.


Una caricia tuya, el firmamento entero.


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sábado, 19 de noviembre de 2011

Cuídate.

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Una de esas mañanas que se sienten cada vez más frías mientras transcurren. Esas en las que el sol le otorga claridad a todo, pero no calor. Tenía que ir a clase de programación estructurada en el centro de cómputo y el suéter del uniforme no iba a ser suficiente para librarme del frío del aire acondicionado. Antes de llegar a mi destino, me detuve frente al laboratorio de alimentos. Mire al piso, mis tenis gris y azul, la sucia correa de mi mochila, mis manos heladas dentro mis bolsillos.

No estaba solo, algún compañero me acompañaba en mi recarga térmica, vislumbrando una hora de congelamiento lento y educativo. Alguno empieza a hablar con alguien que por el estacionamiento entró a pie, por la grava roja. Recuerdo el sonido de la grava bajo sus pies pequeños de calzado negro. Su cabello parado sin un orden, rubio. Sus ojos pequeños y vacilantes. Su sonrisa despreocupada marcada en la piel del rostro, enrojecida pero templada con fríos más duros que este. Me alegraba verle.

Gira entonces y me encara, veo que lleva puesto un chaleco verde de lana y los pálidos brazos al descubierto, justo como en esa foto que guarde de él. La tomé en el viaje que hicimos en la secundaria por Guanajuato, Dolores y San Miguel. El dormía sumido en el asiento trasero del autobús y no dejé pasar la oportunidad. Le pregunté si no tenía frío y dijo que no, que hacía tiempo que a él no le daba frío.

Los demás hablaban también con él, sin demasiado interés pero con sobrada emoción. Yo lo observaba a él y a mi aliento con tonos muy parecidos. También me emocionaba poder verlo bien, hacía tiempo que no lo hacía. Algo más quería preguntarle y no recordaba qué era. Ya casi era hora de entrar y el resto del grupo ya hacia fila en la entrada del aula aislada, no quería entrar. Recordé entonces qué quería preguntarle.

- Oye güey pero ¿qué no tú ya estabas muerto?

El silencio se hizo no solamente en nuestras bocas, sino también en el aire y el pasto y la grava roja y nuestras miradas. Él giró una vez más para verme a los ojos y sonrió.

- Bueno, ya me tengo que ir, dijo.

No lograba medir el total de esa idea y su irracionalidad. Se iba, otra vez. Pero ¿cuándo regresó y por qué? El resto de los bultos en que mis compañeros se habían convertido, estaban congelados en la sorpresa de mi pregunta y no volvieron a emitir sonido ni a moverse siquiera. Solo se añadieron al fondo gélido y brillante de mi irrealidad. Cuando volví la mirada para verlo a él, ya iba a la mitad del camino entre la banqueta de cemento pulido del edificio y la entrada del estacionamiento.

- Antes de que te vayas dime algo ¿estás bien?

Se detuvo y giró apenas con el torso y de medio perfil vi la mueca que tenía por sonrisa. La misma que usaba para asentir y según yo para todo. La que hacía que sus pómulos de niño se levantaran. Encogido de hombros y con las manos finalmente metidas en los bolsillos igual que yo, respondió.

- Sí, ustedes no se preocupen por mí. Cuídate.

Ya no recuerdo verlo salir. Fue la última vez que soñé con él.
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A Juan Carlos Elías Luna "El Jordan".

sábado, 29 de octubre de 2011

Y nada más.

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¿Quién utiliza el correo convencional en estos días? Tal vez para enviar libros, estados de cuenta y alguna esporádica carta para saludar casi de mano, mejor aún, de puño y letra a un ser ¿querido?

Y añádele tener que ir hasta la oficina de correos a dejar la misiva ¡el horror! Hay que tomar al menos 2 autobuses del transporte público que en sábado se ponen más deprimentes de lo usual. No hay estudiantes ni madres con niños. Hay gente más común y corriente que cualquier otro día. Supongo que entonces está bien que lo use yo.

Es más que notorio que la primavera y el verano quedaron muchas calles atrás donde hay quien se ocupe de los jardines y camellones. Acá las cosas son más naturales. Y eso no siempre significa que sean más bellas. La belleza que conocemos no es natural, es la que nos inyectaron en cuanto pudimos sostener la cuchara. O antes. Que patrañas.

De verdad la gente no se entera de nada. Yo lo hago porque siempre me fijo al cruzar la calle. Siempre le digo por favor y gracias a los choferes. Aunque me hayan bajado una parada después de la que les indiqué cuadras atrás. Aunque haya tenido un ruido infernal a volúmenes excesivos durante todo el trayecto. Seguro su vida es ya de por sí horrible. La gente que escucha la música demasiado fuerte no quiere escucharse a si misma. No los culpo, hace meses que no salgo si no es con altas dosis de música por vía ótica.

Estas calles son cada vez más viejas pero no lo parecen. Cada temporada se renuevan con adornos y gente y pinturas y motivos que la gente no comprende pero sí compra. Si dejara mi carta tirada aquí mismo ¿alguien la leería? Más improbable aún ¿alguien la enviaría? Lo único que le falta son los timbres pero diez monedas bien valen la paz mental. La mía cuesta más. Pero seguro vale menos.

Me gusta caminar por estas calles con los audífonos puestos. Voy dibujando el sonido en los rostros de los peatones y de las palomas y golondrinas. Me detengo y miro hacia atrás de vez en vez para ver si no estoy agraviando con mis desvaríos motrices a alguien. La gente me ve raro, desde siempre. Pero desde que me tambaleo para caminar lo hacen más. Como si un cojo fuera la novedad. Si supieran el tipo de desequilibrios dentro de mi mente, no repararían en mis prótesis, si es que algún deseo de seguir mirando les quedara.

Allá se ve el letrero "orreos". Todo por servir se acaba. Yo más bien pienso que por servir, a uno termina por no importarle nada y simplemente se desprende y se cae al piso. Luego ven que no es cosa de sujeción sino de interés y ese no se adhiere con métodos convencionales. De modo que ¿qué le va uno a hacer? Igual la gente sabe que es "Correos" y de vuelta al círculo: "a nadie le importa".

Solo dos personas para atender una oficina de correos. La única de la ciudad. Y de las dos, ninguna sabe decirme con exactitud cuándo llegaría mi carta a su destino. "Es que no depende de nosotros, joven". Eso ya lo sé. Yo solo quiero una aproximación; la exactitud no me interesa ya más. Con que me de tiempo de poner las cosas en bolsas y llevar los valores al empeño me doy por bien servido. Una semana pareció ser la respuesta más sensata.

Mañana van los de la mudanza, cada vez más extrañados con mis peticiones de entrega a más de una dirección y con la consigna "si no se los reciben, lo dejan afuera". Pero es que esas cosas no son mías, poco a poco las fui acumulando y ahora ya no me sirven. Este será el último viaje y vamos al empeño. El dueño pareció muy complacido de tomar todos los aparatos y hasta el equipo de terapia que está todavía en su empaque de plástico azul. Será por eso que nunca lo abrí, los colores siempre terminan perneándose en mi interior. Ni siquiera estaré monitoreando que el depósito se haga en tiempo. El tiempo y yo tenemos un acuerdo: él me deja en paz y yo lo dejo transcurrir sin presiones. Ya no me interesa.

Caminar a casa será un verdadero martirio para mis ya de por sí amoratados muñones pero qué más da. Para cuando empiecen a doler de nuevo los barbitúricos habrán hecho efecto y estaré durmiendo. Solo tengo que recordar dejar abierta la hornilla más pequeña. La más grande haría demasiado alboroto con los vecinos y todo sería un rotundo fracaso otra vez. Otro fracaso... definitivamente eso es algo que no podría soportar más.

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sábado, 27 de agosto de 2011

De tenerte



Nada de mi habrías podido encontrar.
Ni asomándote a la profundidad de mis ojos rojos de tu sangre y llenos del brillo de miles de ocasos de primavera y cientos de albas de otoño.
¿Cómo si no te atreves a ensuciar tus manos con el contenido de mi alma?



Apenas asomarse dentro provoca vértigo y una enorme desolación.
Un vasto, yermo y hermoso espacio en donde alguna vez fue todo sueños y esperanzas.
El silencio es lo único que no está.
Son murmullos, risas y sollozos, ecos todos de un tiempo mejor.



Conozco de antemano tu malsano gozo, revolviendo el polvo de antiguas batallas que descansa debajo de la sombra de un atávico bizarro.
Ahogándote con él, solo para así sentirme dentro de ti y perder el sentido en la decrépita sensación de mareo y éxtasis.
Mientras te observo retorcerte en realidad no te miro.
Apenas huelo el perfume fluir de ti.
Es lo más cercano que estaré de poder sentirte.



viernes, 13 de mayo de 2011

Good Vibrations



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Lo seres humanos somos extremadamente ruidosos. Desde el nacer hasta el fenecer hacemos vibrar el aire con tantísima constancia y vehemencia, que bien nos vendría utilizar esa energía de una manera productiva.

El detalle interesante de esto es cuando reina el silencio y escuchamos todo. El murmullo del tráfico de la carretera a lo lejos. El viento a través de la zotehuela. El refrigerador y su zumbido. Y cuando todo esto cesa, a nosotros mismos.

¿Cómo podría definirse o explicarse? Pues es más bien sencillo: siempre vibramos de aquí para allá mientras estamos despiertos y cuando estamos al borde de dormir, la frecuencia de estas vibraciones se hace cada vez más baja, rozando el reposo total. Pero ni así, guardamos silencio.

Una charla puede cambiar al mundo. Nuestro mundo. Cuando las vibraciones armonizan entre sí, no siendo iguales, pero sí melódicas y complementarias unas con otras. Un murmullo, un grito o un suspiro.

Me gusta como vibras. Con la tinta y la voz. Con lo real y lo imaginario. Con el relativo silencio y las lentas oscilaciones de tu vista y el estremecimiento de tu cuerpo. Del mio



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lunes, 11 de abril de 2011

Silent

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Era de noche, pasaba de las ocho seguramente porque a pesar de la negrura, la gente seguía con su ir y venir por la calle. El calor que los hace salir de sus casas. Como las cucarachas de las alcantarillas.

Estaba estacionado frente a la puerta de entrada de la casa de la abuela Carmen en el VW'89 que tuve hace poco; recuerdo bien sentir bajo mi pie derecho lo que quedaba del pedal del acelerador (que era nada). Esperaba a que Pato (mi hermano) subiera para poder irnos así que la puerta del copiloto estaba abierta. Hacía calor. Mucho.

Sentía el ancho asiento en mi espalda y el duro volante en mis manos. No es sino hasta que manejas un auto así que de verdad sientes al vehículo ser la extensión de tu cuerpo y puedes, si está en tu naturaleza, arriesgarte y correr y volar y frenar y saber donde termina la carrocería y empieza el resto del mundo. Igual que con tu cuerpo.

La luz amarilla del foco de la calle se apagó y sentí una camioneta dar vuelta a toda velocidad y pararse bruscamente pero sin patinar justo detrás de mi, porque estaba apenas a unos metros de la esquina -Mal nacido, casi me pega -dije para mi mismo mientras pensaba que igual podía salir rápido porque tenía el frente libre. Por fin venía Pato con sus despreocupados pasos y sus largos brazos. Ajeno al mundo y a lo que estaba por suceder.

Casi junto a él venían dos tipos de la parte más oscura de la calle y mientras Pato apenas se subía, ellos ya habían sacado pistolas y un tercero que ocultaba la sombra, mostraba un fusil de asalto que bien pronto rafagueó la camioneta detrás de mí. Vi el parpadeo de las armas de los otros dos y atiné a sentir en mi mente el switch. Clic.

Un bombeo en mi pié derecho que se soltó y luego fue hasta el fondo mientras soltaba el clutch. -Agáchate -le dije a Pato mientras mi mano derecha lograba tomarlo por la nuca e intentaba hacer lo mismo yo. Arranqué escuchando disparos y esperando en cualquier momento escuchar también los cristales de carro volando en pedazos. Todo con la misma calma con que he tenido que ver más sangre de la que quisiera con un completo silencio en mi interior. Sin pensar. Accionando y reaccionando solamente.

El motor me pedía cambiar de velocidad y lo hice literal "en dos patadas". -Vamos a pasar la esquina sin parar. -Ok -respondió Pato que seguramente había también cambiado de modo instantes después de mi.

Puse tercera y me enfilé hacia la esquina mientras veía un resplandor naranja reflejarse a nuestras espaldas. No había escuchado explosión alguna, no que yo recordara. Volamos a la siguiente cuadra y pudimos levantarnos y mirar que estábamos cerca ya del auto lavado de los primos de mi padre. Lugar seguro por fin.

Entré de un volantazo por el zaguán y me detuve lejos de la entrada a un costado de la rampa, en lo que alguna vez fue un asoleadero para granos. Vacío de gente y al resguardo de la parcial sombra del lugar.


-¿Estás bien, hermano?

-Sí ¿y tú?

-Claro, hermano.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

New old memories

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Regresar a casa con la cabeza llena de números y dejar las cosas en la barra de la cocina y tomar lo que sea que hubiera para comer, encender la pipa y tirarme en el tapete. Pensar en ti.

Una tonada sigue sonando dentro de mi mente e imagino que estás conmigo, porque lo estás. Pero todavía no.

Hay todavía sol asomándose en la zotehuela que irradia de luz y calor al dormitorio. Vamos allá, hoy no quiero ver gente. Hoy quisiera estar contigo. Y ayer. Y mañana.

Me deshago poco a poco de ataduras empezando por las muñecas y el cinturón. Luego los tenis y dejo el resto de mis artilugios en el tocador. Me miro al espejo y casi me reconozco. Me miro a los ojos que guardo para verte a ti, para verte sonreír.

La luz se descompone al entrar por la ventana -como si todo dentro se hubiera impregnado de humo e igual que las ideas se hicieran más reales- y puedo tocarla.

Me recuesto en la cama y juego con la luz. Siento que es así como eres, como la luz y su misteriosa naturaleza. Bella y casi intangible. ¿Dónde estás que no estás conmigo?


"Es parte de tu encanto", el estar conmigo. Gracias.

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jueves, 25 de noviembre de 2010

Madness

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Reímos tomando por ciertas las increíbles historias que de nuestras mentes surgen para plantarse en nuestras lenguas como palabras que huyen llenas de frescura para estrellarse en nuestros tímpanos y alimentar una vez más lo simple y salvaje de nuestra enferma imaginación.

Por esto es que estás conmigo. Y es por todo ello que contigo estaré hasta que de la imaginación nos hagamos parte y en ella vivamos por siempre al fin.



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martes, 26 de octubre de 2010

Casually, it's full moon.

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Migramos poco a poco de un estado al siguiente y de vuelta. Entre el sueño y la irrealidad. Como si resbaláramos sin querer y sin saberlo pero deseándolo con todas nuestras fuerzas.

En la oscuridad es que nos encontramos y escucho tu respiración en la madrugada, ahora en la calma, que no en la paz. Y es el subir y bajar de tu pecho mi último arrullo antes de bien soñar.

Los días se van como visiones translucidas en mis dilatadas pupilas y excitadas papilas, arrebatados todos por el brillo de su mirada y el estentóreo desternillar de sus entrañas.

¿Cómo no he de amarte si es aquí donde he vivido mis más indómitos sueños? Eres mi ventura y mi contento, mi locura y mi consuelo. El centro de mi camino y la imponencia misma de mi bienestar.

Le observo en la lóbrega opacidad de la noche que se acentúa con la luna llena. La misma que nos llevó paso a paso para hacernos reconocer nuestras manos como iguales y opuestas y nuestros corazones como uno mismo.

Vamos allá, a la luna en la nave de media noche, en el expreso espacial que comanda el hombre del párpado indiferente. Dame la mano y siéntate junto a la ventanilla mientras miras como el mundo se aleja de nosotros y la perla más grande que jamás hayamos conocido nos llama a su encuentro. No tengas miedo. Te amo, no lo olvides.

Las puertas se abren. Ven, vamos a dar un paseo que de aquí nadie ni nada nos alejará.
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Radiohead | S a i l T o T h e M o o n

viernes, 17 de septiembre de 2010

Lifting up

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Sometimes I just have that urge to run. No matter how late it is, I want to go out to the street and start running whith no direction nor reason.

And I wonder how far would I be able to run?

Far enought to leave my past behind and find again some peace of mind.

Fast enought to dry the tears and not listen to my shouts.

But it is always at night when that hiperactive part of me shows up, when my body needs to rest and my brain starts wondering if she would wait for me to run.

Then I realize is not a need to run, but a need to move and get enought speed to gain height and take off. Yes, another loony man who dreams about flying, you would say. But this is not any man, this is me.
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miércoles, 8 de septiembre de 2010

How I wish you were (here)(she)

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Desearía tenerte, para no tener que desearte. Para no soñar que no te tengo, para no sentir que vivo muerto.

Destrozar la quietud y el silencio con esto que emana de nuestras gargantas que gritan sin una razón; no una que pueda decirse, no una que sepas tú.

¿Dónde es que estuvimos juntos? Deambulamos en las llanuras del limbo, amorfos e inexistentes. Amándonos de manera incoherente. O tal vez fuimos viejos enemigos, de esos que desean amarse y para ello buscan matarse.

Luego bajamos a morir y nacer. No en ese orden pero sabemos que es así. Para luego no encontrarnos y buscarnos hasta el fin.

Aullándonos el uno al otro, contemplando las mismas estrellas y escuchando las mismas palabras. Ahogándonos en las mismas miasmas, y solo deseando volver aquí.
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martes, 17 de agosto de 2010

Meddle



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Meddle.

Imagino la consola de LP's de mi abuelo sonando en una sala alfombrada en carmesíes y tapizada en dorados y verdes. Su sala Luis XV de extrañas texturas y rojos colores.

Yo me siento en el sillón de altísima cabecera y tomo el cigarrillo que dejé en el cenicero aluminizado que jamás se cae del brazo del sofá contiguo.

Aun huele a café, pero es solo el remanente frío de la taza bicolor que traje de algún lado, al que no recuerdo haber ido. Pudo haber sido un regalo. Pudo ser solo un olvido.

La ventana detrás de mi no deja ver más allá del frondoso eucalipto y el pastizal que tiene por patio. Sigue mojado por lo de anoche, igual que mis zapatos y mi mente.

Me niego a caer fuera de la conciencia pero puedo ver el marco de la puerta de ebúrneos colores y antiquísima conformación, alejarse de mi vista mientras las paredes se alargan y me pierdo en el sonido... otra vez.

No hay pánico esta vez,
Me despego de mi ser.
No sé si he de volver,
voy en busca del poder.

¿Recuerdas cuando escribimos eso? Yo sí. Y aunque no lo hagas, igual te entrometes... no dejes de hacerlo.

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jueves, 6 de mayo de 2010

...and beyond.

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Ideas inconexas, hijas de un mismo e inexistente devenir.
Es justo ahí donde todo pierde sentido.
Al borde de las palabras y las sensaciones.
En el vórtice mortal de nuestro pensamiento.

En donde convergen los atemporales encuentros.
De ti y de mí. De lo que fue y jamás dejo de ser.
Apenas por debajo de la luna y a la vuelta del olvido.
Para ti, sé que soy un niño, nunca olvido que te recuerdo.

Inefable apoteosis de majestuosas proporciones.
Más allá... mucho más allá. En la imaginación.
Una pequeña pieza de tonos púrpuras y una ausencia.
Tu risa, tu voz. Nuestro regalo, mi bendición.

Nunca te vayas de mí, que yo, nunca me iré de ti.
Siéntate aquí conmigo, asomados al vacío.
Aquí, donde ya no hay palabras.
Aquí, donde tú estás conmigo.


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miércoles, 7 de abril de 2010

Red Light

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Coincidences are nothing but strokes of destiny made visible for our mortal eyes.

I saw her in a red light. The only day that I had to go there. And, obiously, got shocked.
She looks exactly as I remember her. Barely awake beneath the morning light. Into high contrast of the dusty and unclean reality that this cold light drawed before my eyes.

And my mind starts to make up ideas of what she might be doing; going from home to work. Thinking of the things she has to do before doing them. Fresh and aware of everything but me.

Light flashes and I realize that I'm still late. She pass by my side a hundred miles away from me and i wish I could just see her smile again but I know that wont happen. She seems a bit like me: standing a living but not completly awake.

We slept once, and met each other in a dream. Though we never wanted to go back. Though we still we refuse to wake up.


Release brake and acelerate. Try not to look back.


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viernes, 29 de enero de 2010

We had a dream

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Sigo soñando en ti. Metiéndome en tu hábitat a sabiendas tuyas aunque muy a mi pesar.

Como un dibujo deslavado por la lluvia y demasiados suspiros. Un pequeño espacio en el que caben solo tus caderas de cera y mi mirada de niño.

Solo tú me viste crecer en mi mirar y decaer en mi sentir. Solo para hacer como un cuervo al final y desangrarte hasta morir.

Últimamente es solo mi cuerpo el que sueña y deja a mi mente sola en un letargo de madrugada. ¿Recuerdas ese sopor? Los abrazos de cuerpo cansado y corazón en llamas.

Como quitábamos el techo sobre nuestras cabezas para hacer dibujos en las estrellas. Con esa luna es que soñé.

La más grande que hayamos visto jamás.
Guiándonos hacia el oeste una vez más como una estrella de Belén pintada en el parabrisas.

Yo solo quería deshacerme de ti, y solamente me deshice de mi. Eres todo lo que queda y soy solo lo que nunca fui. Lo que nunca quise ser... condenado a existir.

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