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Desearía tenerte, para no tener que desearte. Para no soñar que no te tengo, para no sentir que vivo muerto.
Destrozar la quietud y el silencio con esto que emana de nuestras gargantas que gritan sin una razón; no una que pueda decirse, no una que sepas tú.
¿Dónde es que estuvimos juntos? Deambulamos en las llanuras del limbo, amorfos e inexistentes. Amándonos de manera incoherente. O tal vez fuimos viejos enemigos, de esos que desean amarse y para ello buscan matarse.
Luego bajamos a morir y nacer. No en ese orden pero sabemos que es así. Para luego no encontrarnos y buscarnos hasta el fin.
Aullándonos el uno al otro, contemplando las mismas estrellas y escuchando las mismas palabras. Ahogándonos en las mismas miasmas, y solo deseando volver aquí.
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Somo tan tibios
Hace 12 años
1 comentario:
Dicen que decir un nombre es invocar una presencia. Yo le aullo cada día a la luna con la esperanza de que te materialices en el crepúsculo. Nada más me llega el viento, que yo traduzco en caricias lejanas.
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