Las 7:30 am. Pareciera que de las cuatro a este momento solo hubiera transcurrido un parpadeo y un sueño amorfo e inefable; como una convulsión en la oscuridad.
¿Por qué es así? Si solo...- nisiquiera puede terminar la afirmación porque hay demasiado en él que no se lo permite. Y el único pensamiento coherente es que no se puede tenerlo todo.
Y es que en cualquier otra situación estaría con mil argumentos bajo la manga y una seguridad valentona de tener la razón. Pero sabe que eso no le servirá. Cuando esa pose se apodera de él, es porque no hay mucho que perder. No es el caso. Ella lo es todo para él.
El tiempo es el que parece estar en su contra. Casi las nueve y se deja llevar por un instinto y plasma en tinta azul como su alma, lo más sincero que puede expresar: una disculpa. Más de las nueve y la fresquísima mañana apenas equilibra la temperatura de su corazón que arde de frustración y de amor. Bizarra combinación. Más el destino no está de su lado, al parecer. Parece que los horarios no coinciden esta vez y desiste. Por el momento.
Solo desea estar ahi; y tener una oportunidad de saber lo que piensa, y de hacerle saber su pesar. Porque aunque no siempre es lo que queremos escuchar, solo debe haber sinceridad. Su esperanza está puesta en ella, y de su parte siente hacer todo para que valga la pena; y aunque por instantes pareciera que no es suficiente con solo eso, él ya lo dijo: con nada se va a quedar.
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