jueves, 13 de agosto de 2009

Raya de Nieve

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Ayer empe
zó bien y de un momento a otro se puso feo; luego se compuso y se tornó solo bien para terminar más que bien.

Y con eso me acuerdo de la trillada #montaña rusa de emociones # y que la vida es una tómbola (to-to-tómbola) y demás merde mots que pisotean mi existencialismo y me hacen sentir un poco sin chiste.


















Supe además de un gran artista junkie (no sé si eso sea un pleonasmo pero bueno): Dash Snow.

Dios...! 77 Polaro
ids después me siento con esa adorable impresión que años atrás confundí con un mareo. La misma que me invadió la primera vez que terminé de leer mi primera novela: Cien Años de Soledad.

El mal dato es que lo conocí porque murió de una sobredosis... otro más. Y aun ahora ya no sé que sentir cuando esto pasa. Me ha tocado bien cerca de amigos músicos y de lejos con el señor Snow y de antaño como Jim Morrison entre otras decenas. Live Fast/ Die Young

Personas cuyas obras trascienden no solo al espacio (gracias Internet), sino al tiempo en un lapso tan corto... como sus vidas en sí. Algunas más que otras pero trascendentes al fin.

Creo que así de fugaz e inverosímil fue el día en general, con un inicio tierno como un bebe, feliz como un niño, caótico como un adolescente, decidido como un adulto para terminar haciendo una retrospectiva tranquila y concienzuda de si mismo.

No me vería terminando mi día entre lo caótico y decidido. No me vería sin llegar a viejo tal vez... no podría entonces ser un Dash Snow cualquiera. Habrá entonces que aprender de él y continuar inspirándonos en modelos algo más longevos.




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